Monitor Republicano y Liberal ´96

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Investigación histórica, grupera y futbolera

Thursday, August 30, 2012

Del infierno sudamericano a la gloria olímpica. México campeón en futbol olímpico de Londres 2012










Para Luis Fernando Tena y sus 18 guerreros aztecas que se “partieron” el alma para darnos el primer oro olímpico por equipos

 

 
Por Eduardo Marcos
 

 

Las gloriosas notas del himno nacional de México al fin pudieron escucharse un día antes de la clausura de los Juegos Olímpicos en su edición de Londres 2012 el pasado sábado 11 de agosto, después que la selección de futbol varonil Sub-23 derrotara 2-1 a su similar de Brasil en la cancha del estadio de Wembley, por la medalla de oro. Este triunfo representó el anhelado “broche de oro” para la delegación mexicana que ya había acumulado 6 metales (3 platas y 3 bronces). Dos goles de buena hechura del delantero Oribe Peralta (al segundo 28 y al minuto 74), fueron suficientes para escribir quizá la página más brillante en la historia del futbol mexicano a nivel internacional.

 

Fue un momento hermoso, emotivo, de orgullo y honor haber escuchado nuestro himno nacional durante la ceremonia de premiación y más aun en el mismo Wembley, considerado por muchos como la catedral del futbol mundial. Desde Los Ángeles ´84 no se escuchaba nuestro himno a campo abierto cuando se obtuvieron los oros en marcha de 20 y 50 km con Ernesto Canto y Raúl González, respectivamente. Pocos creíamos que el posible oro en estos Juegos Olímpicos fuera caer en este deporte, pues las esperanzas más fuertes de obtenerlo estuvieron en los clavados o en el taekwondo, lo cual no sucedió días y horas antes del inicio de la final del futbol varonil. Sin embargo, la conquista del oro olímpico por parte del Tricolor de Luis Fernando Tena no fue fácil, ya que tuvieron un debut bastante inoperante frente a su similar de Corea del Sur (0-0). Pero después de ese empate errático, el equipo fue mejorando partido tras partido, hasta que en el duelo contra Japón demostró su máximo potencial al remontar un marcador adverso y mostrando pasta de campeones. En cambio Brasil hasta antes de la final llevaba una marca de 5 victorias en igual número de partidos y en los cuales había marcado 3 goles en cada uno  de ellos, aunque sin ser avasallador. Aun así, por los jugadores que contaba y su rico historial, el cuadro sudamericano era amplio favorito sobre México para colgarse el oro.

 

Al “Scratch Du Oro” se le ha negado de manera increíble el título olímpico, el único que le falta en sus vitrinas dentro de la rama varonil, y el cual han buscado de manera insistente a partir de 1984: en Los Ángeles ´84 perdieron la final frente a Francia (2-0), en Seúl ´88 la perdieron de nuevo, ahora frente a la extinta URSS (2-1). No clasificaron a Barcelona ´92; en Atlanta ´96 se tuvieron que conformar con el bronce al contar con la mejor cuadra olímpica de su historia; en Sidney 2000 fueron eliminados por Camerún en cuartos de final, a la postre campeón; a Atenas 2004 tampoco clasificaron, y en Beijing 2008 fueron eliminados por Argentina en semifinales, a la postre campeón. Todo hace suponer que Brasil conquistará el oro olímpico en su propio terruño dentro de cuatro años cuando en Río de Janeiro se celebre la siguiente edición, si es que no se da algún “Maracanazo olímpico”.

 

Por su parte, México nunca ha perdido una final en futbol enfrentando a Brasil en cualquier categoría varonil: dos veces en Copa Oro de la Concacaf (2-0, 1996 y 1-0, 2003); otra en Copa FIFA Confederaciones (4-3, 1999) y esta vez en estos Juegos Olímpicos. Además hubo una quinta, la de los  Juegos Panamericanos de 1975 al empatar a 1-1 y llegar a un acuerdo en compartir el oro continental. Como señalé al principio, el equipo nacional campeón fue el Sub-23, pero reforzado con tres jugadores mayores a esa edad, ventaja que contaron todas las escuadras participantes, de acuerdo al reglamento de competencia del COI y con el aval de la FIFA.

 

Por otro lado, no creo que los jugadores brasileños que jugaron la final contra México sean la gran maravilla como pregonan varios comentaristas mexicanos. Para empezar ese tal Neymar (parece que es el hermano del “Pájaro loco”, jaja) no es un fuera de serie como la mayoría de los medios deportivos nacionales e internacionales lo alaban, y que creen que solo por el hecho de que es brasileño ya es un “crack” al nivel de Romario, Ronaldo, Rivaldo o Ronaldhino al menos de los últimos 20 años. Lo mismo va para el “Hulk”, Marcelo (del Real Madrid campeón) o el “Pato”. Estoy seguro que Jorge “Chatón” Enríquez, Giovanni Dos Santos, Héctor Herrera, Javier Aquino, Diego Reyes, Marco Fabián de la Mora, así como los refuerzos José de Jesús Corona (portero), Carlos Salcido (defensa) y Oribe Peralta (delantero) están al nivel de los sudamericanos y pueden cumplir con las expectativas más exigentes en importantes clubes de las mejores ligas europeas (ya sea la española, la inglesa, la italiana o la alemana). Y aun hay más que destacar de este gran éxito azteca, que el combinado nacional no contó en su plantilla con Javier “Chicharito” Hernández (Alex Ferguson, DT del Manchester United no le concedió permiso, pero sí al veterano galés Ryan Giggs que reforzó a la selección británica, ¡vaya favoritismo!), de Carlos Vela quien por su propia voluntad ignoró la convocatoria, y que Giovanni Dos Santos no jugó la final por una lesión. Tres grandes atacantes mexicanos no jugaron ese partido tan transcendental.

 

No sé si este logro sea hasta ahora el más importante que haya obtenido algún conjunto nacional, sin menospreciar la conquista de la Copa FIFA Confederaciones de 1999 o los dos Campeonatos Mundiales Sub-17 conseguidos en 2005 y 2011. Lo relevante es que el oro olímpico se alcanzó jugando el torneo en Europa, en donde asistieron 16 selecciones, y que México venció en la final al gran favorito e histórico de siempre, Brasil. De acuerdo a las casas apostadoras, el Tricolor estaba posicionado en el sexto lugar para ganar el oro, detrás del cuadro sudamericano, de España (¡no que muy ching... los “gachupines” con el futbol y que iban por el “doblete” europeo este año después de ganar la Eurocopa de Naciones en Ucrania!, pero que en este torneo se fueron eliminados en la primera ronda con un punto conseguido y cero goles marcados), de la Gran Bretaña, de Uruguay y de Suiza. Lo poco que le quita brillo a este logro mexicano, es que fue un torneo con límite de edad y con la mitad de las selecciones (32) que participan en una Copa Mundial de la FIFA. De hecho, el futbol olímpico puede ser visto como una Copa Mundial Sub-23 pero con tres refuerzos.

 

            En cuanto a Luis Fernando Tena Garduño, el técnico campeón y responsable de este proceso que inicio hace más de un año, es digno darle los justos créditos a lo que ha conseguido. Recuerdo muy bien que su proceso como DT con el Tri Sub-22/23 inició en junio del 2011 al sufrir una dolorosa derrota frente a Venezuela (0-3), en un juego amistoso disputado en Las Vegas, Nevada y que después siguió la penosa participación en la Copa América de Argentina, torneo en el cual México concluyó en el último puesto con cero puntos. Aunque en defensa de Tena habría que señalar que fue una selección diezmada tras la expulsión de varios elementos de última hora, después del escándalo de la “noche de Quito”. Había poco argumentos para que el “Flaco” continuara y muchos ya pedíamos su renuncia, pues el siguiente objetivo era ganar el oro en los Juegos Panamericanos que se celebraron en Guadalajara. La conquista del  metal áureo, significo la calma y la continuidad de su proyecto con el equipo Sub-23 rumbo al proceso olímpico.

 

Después siguió el torneo preolímpico de la Concacaf celebrado en territorio estadounidense, en el cual se clasificó sin mayores problemas y obtener el título regional al vencer 2-1 a Honduras. Más tarde llegó la participación en el torneo “Esperanzas de Toulon” en el cual se ganó este evento por primera vez al vencer 3-0 a Turquía, hecho que generó entre el medio futbolero nacional la ilusión de ganar alguna medalla olímpica. Ahora Tena nos demostró todo su talento y oficio como un gran estratega y motivador, y callando muchas bocas (entre ellas la mía, debo de reconocerlo) de que no era el hombre indicado para hacerse cargo del seleccionado Sub-23. Me llamó mucho la atención que durante la entonación del himno nacional él estuviera llorando, algo poco visto entre los técnicos campeones de algún torneo internacional de gran envergadura como son unos Juegos Olímpicos. Yo, como muchos otros, hubiera llorado. Ni el mismo “Flaco” hubiera imaginado que en un año pasaría de la vergüenza de ser eliminado junto con el Tri Sub-22 en la Copa América a ser campeón en el futbol olímpico en Londres 2012. Lástima que no recibió alguna medalla como sucede en otros campeonatos internacionales.

 

Por otro lado, hay que resaltar que de nueva cuenta la afición mexicana se hizo notar en las butacas de un estadio futbolero a nivel internacional, poniéndole color y sabor a este torneo olímpico, en los cuales nuestros compatriotas vistieron como siempre sombreros de charro o de revolucionario, penachos aztecas, máscaras de luchadores, pelucas tricolores, sarapes o con caras pintadas de verde, blanco y rojo. Incluso muchos aficionados británicos se identificaron más con el equipo mexicano durante la contienda y el partido final que con la escuadra amazónica. Después de la conquista del oro olímpico, no se hizo esperar el oportunismo de los altos directivos y federativos de nuestro deporte que se “movieron el cuello” de la camiseta para presumir que ese logro fue parte de las políticas del gobierno federal en materia deportiva. Y también esta crítica va para aquellas personas (que son muchas) que piensan que el futbol mexicano recibe apoyos económicos de parte del presupuesto federal. Totalmente falso.

 

 Ese logro deportivo es en gran parte al compromiso de los dueños de los clubes del futbol mexicano de la primera división que han trabajado muy bien con sus fuerzas básicas dando lugar a esa camada de jugadores campeones y que dieron todas las facilidades para que éstos se concentraran y se prepararan para la justa olímpica. Este éxito deportivo debe tomarse con mesura y que es un indicador que los clubes han trabajado bien en los últimos años, como pruebas también están el título del Mundial Sub-17 alcanzado el año pasado y el tercer lugar obtenido en el Mundial Sub-20. Sin lugar a dudas el sábado 11 de agosto del 2012 ya será una fecha histórica e inolvidable para el futbol mexicano: los nombres del DT campeón del Tricolor olímpico y de los 18 elementos que integraron el plantel quedaran grabados con letras de oro para la posterioridad, y siempre serán recordados aunque tengan que pasar otros 100 años.

 

Por último, ojalá que esas tres horas que duró el partido de la final y la posterior ceremonia de premiación el pasado 11 de agosto por televisión abierta. “Mención honorífica” para los conductores Christian Martinolli y el “Doctor” Luis García de TV Azteca que como siempre le pusieron “la sal y la pimienta” a sus narraciones para este gran duelo, en especial Martinolli que perdió la cordura por algunos momentos cuando cayó el segundo gol hecho por Peralta. Que ese tiempo haya sido un breve momento de felicidad y alegría para millones de mexicanos que han sufrido en los últimos cinco años los efectos de una fatal narcoguerra mal planteada (que ha dejado miles de muertos y familias enlutadas), de desempleo masivo como nunca antes visto, recrudecimiento de la pobreza extrema, una imparable inflación/ carestía de productos básicos, aumento y creación de nuevos impuestos federales, grave casos de corrupción gubernamental a nivel federal y estatal, un incremento de delitos de alto impacto social (secuestros, extorsiones), graves injusticias sociales, epidemias mal canalizadas, y hasta terribles catástrofes naturales (como sequías, lluvias torrenciales, heladas o sismos-terremotos). Demasiado para un país tan bonito como es México, mi México en donde los políticos y gobernantes sólo buscan su interés de partido y personal. Por último, como siempre lo he dicho: siempre seré un mexicano 100% Republicano y Liberal, a pesar de todo. Dixi!!

 

 

Fuente: Memoria histórica personal

 
Fotografía: El plantel completo del reciente campeón olímpico, México. Bajada de internet


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Tuesday, April 10, 2012

Mi novena atlética en Semana Santa 2012. Fortaleza física y mental a prueba




Por Eduardo Marcos


Prólogo

En las siguiente líneas presento una crónica de los nueves días durante los cuales emprendí un proyecto personal y físico-atlético, que cubrió toda la semana santa 2012. Desde hace mucho tiempo tuve en mente realizarlo, para ser exactos en el 2010. En aquel año una causa me impidió cumplirlo y en el 2011 tampoco se dieron las condiciones temporales para cumplir dicho proyecto. En un primer momento tenía en mente que la competencia fuera del jueves santo al domingo de resurrección, es decir cuatro días. Pero esto no me agradó ya que sería poco tiempo para poner a prueba mi condición física, después pensé que fueran los 7 días de la semana, pero tampoco me convenció la idea. Finalmente preferí que fueran 9 días consecutivos. El chiste fue correr dos kilómetros de manera consecutiva, pero en caso que me detuviera entonces la competencia quedaba abolida. No fue un compromiso fácil, ya que correr no es mi especialidad, sino caminar a paso veloz. Tampoco quise hacer los recorridos caminando, porque eso para mí es pan comido. Finalmente pude cumplir mi gran reto físico y personal durante nueve días consecutivos, y por eso presento esta crónica personal.

Día 1, sábado 31 de marzo

Despierto a las 6: 30 a.m. para empezar a aclimatarme al ambiente externo, debo esperar unos minutos antes de que el aire frío toque mi cara. Al salir de la calle noto que hace mucho sol, pero el clima está frío. Como prevención, llevé puesto un chaleco, pero no usé pants para proteger las piernas de lo cual me lamenté. A las 6: 48 salgó de mi hogar rumbo al estacionamiento del estadio. Ya hacía mucho tiempo, quizás desde el 2010, que no iba a hacer ejercicio tan temprano, pero ya tenía en mente que hoy sería el primer día del entrenamiento físico. Llego y veo a algunas personas haciendo ejercicio: una pareja de jóvenes (hombre-mujer) caminando y trotando alrededor del estadio, y dos hombres de unos 50 años de edad. Uno de ellos llevaba puesto un pants todo en color negro, así como gafas y una cachucha. Este último lo había conocido desde el 2009 cuando yo sólo iba los fines de semana a hacer ejercicio a esta hora. Durante veinte minutos realizo el calentamiento que consistió en trotar en línea recta, en zig-zag, levantar-girar piernas en el aire y correr 100 metros hacia atrás (dicen algunos médicos que esta manera es muy útil para prevenir y evitar el mal de alzhéimer, jaja). Hecho el calentamiento, tomo mi celular y activo la música que guarda para hacer más amena la prueba, y luego activo el cronometro. Son cinco vueltas, cada una con una distancia de 400 metros aproximadamente. Durante las dos primeras vueltas no me siento “esforzado”, pero a partir de la cuarta vuelta empieza el esfuerzo físico pero sin mayores complicaciones. Ya en el inicio de la quinta, aplico mi fuerza mental para sobrellevar la prueba y detengo el cronómetro en 13: 19 minutos. No terminé exhausto. Hacía ya baste tiempo que no corría esa distancia en las mañanas. Para hacer más valioso ese tiempo, recordaba que hace años a veces registraba hasta quince minutos y lo que más me extrañó es que mis piernas respondieron bien, ya que por las mañanas casi siempre las siento duras y por eso no acostumbro a correr por las mañanas. Este primer día fue un buen comienzo.

Día 2, domingo 01 de abril

Un día antes a eso de las 7 p.m. empiezo a sentir ligeramente cansancio en mis piernas, muy probablemente por la falta de costumbre de no haber corrido esa distancia desde hace mucho tiempo. Aun así, no pienso rendirme fácilmente para este segundo día. Despierto a la misma hora, sé que es domingo y que en este día a cualquiera le da la flojera de levantarse temprano y menos para ir a hacer ejercicio. Salgo de la casa las 7 a.m. por cuestiones de precaución, ya que a esa hora es más fácil encontrarse con un alcohólico, ebrio o borracho a bordo de su automóvil y conduciendo de manera imprudente por las calles. Así que camino con mucho cuidado y estoy en mis five senses al 100%. Llego al estadio y veo sólo a una pareja joven (hombre-mujer) caminando juntos alrededor del sitio. Aunque también alcanzo a ver que hay otras personas que están jugando tenis mucho en unas canchas especiales para ese deporte. El clima fue igual que ayer: muy soleado y frío, llevo otro chaleco como abrigo y ahora sí con pants. Inicio con el calentamiento por espacio de veinte minutos, y durante ese lapso recuerdo el triunfo del Tricolor Sub-22 de 3-1 sobre Canadá que les dio el pase a los nuestros a los Juegos Olímpicos de Londres a celebrarse este año. Después del calentamiento siento el cansancio más acentuado en mis piernas, tengo activada la música y programo el cronometro. Al iniciar la cuarta vuelta empiezo a sentir la resistencia del viento, así que sobrellevo la prueba con un ritmo normal. Finalmente cumplo con mi meta, deteniendo el crono en 13: 44 minutos, un tiempo normal teniendo en cuenta que esto puede pasar cuando tengo carreras consecutivas y más aun cuando he perdido la práctica. Celebro con los brazos abiertos y en alto, y digo “Yeah, yeah!....”

Día 3, lunes 02 de abril

Igual que ayer despierto a las 6: 30 a.m. y amanezco con las piernas también cansadas, principalmente en la parte de los muslos. Me quiere ganar el derrotismo para no levantarme e irme a la sección de ejercicios. El clima de hoy lo sentí más frío que en las dos mañanas previas, así que salgo con pants y chaleco. Como es un día hábil aun, aprecio un fuerte flujo de carros y personas transitando por las calles. Llego al estadio y solo veo unas cuántas personas haciendo ejercicio matutino. Hay pocos “tenistas” presentes por el poco de número de automóviles estacionados que todos usan, pero quizá por ser día hábil con respecto a los dos días previos. Esta vez me encuentro a un señor de unos 55 años que conocí desde el 2007 cuando yo venía muy seguido aquí, pero que sólo camina ya que según él una vez me comentó que tiene problemas en la columna. Al verlo más de cerca, lo saludo. Empiezo con mi calentamiento por espacio de 20 minutos y activo el reproductor de música para que sea más agradable el momento. Después activo el cronómetro y empiezo con mi recorrido con el temor que no pudiera terminarlo por el cansancio de mis muslos. Al concluir la tercera vuelta, empiezo a sentir la desesperación de que no me venza el cansancio, no me siento exhausto sino que las piernas no me responden. Entonces aplico mi fuerza mental para no pensar en este factor. Finalmente concluyo las cinco vueltas con un tiempo de 13: 41 minutos, que significó bajar 3 segundos con respecto al día anterior pese al cansancio que sentí más acentuado.

Día 4, martes 03 de abril

Parecía que esta mañana iba a ser muy fría, ya que la noche previa se sentía un viento fresco e incluso daba la impresión que habría lluvia durante la madrugada, lo cual no ocurrió para mí fortuna. Por primera vez no amanecí tan cansado como en las dos mañanas previas, quizá mi cuerpo comenzaba adaptarse a este ritmo cotidiano. Otra vez encontré poca gente haciendo ejercicio en la mañana, pero sí hubo varios tenistas por el número de carros que alcancé a ver. Empecé con el calentamiento por el espacio de veinte minutos. Estaba contento otra vez porque la noche previa nuestros compatriotas de la selección mexicana Sub-23 de futbol habían derrotado a Honduras 2-1 en tiempos extras después de estar abajo en el marcador inmerecidamente al inicio del segundo tiempo. Fue un partido sufrido para los mexicanos, pues los hondureños se cerraron después de su gol y luego empezaron a tirar patadas a los “verdes”. Finalmente lograron conquistar el trofeo de campeones de la región después de 120 minutos de acción. Al estadio había vuelto el señor del pants en color negro que se había ausentado las dos últimas mañanas y al que saludé amablemente cuando lo vi más de cerca. Ya estaba el reproductor de música activado, programé el cronómetro e inicie con las cinco vueltas. Debo decir que no tengo una complexión delgada, pero puedo presumir con mucho orgullo que poseo un par de piernas fuertes y torneadas, mejores que de muchas mujeres. Esto se debe a que desde hace muchos años he jugado futbol, he corrido y camino de manera constante. Ya para la última vuelta ya no me sentía desesperado por cumplir con esta meta parcial. Al final cronometré 13: 42, un segundo más que ayer pero terminé mejor.

Día 5, miércoles 04 de abril

Despierto ligueramente con los ojos irritados, no sé si esto se haya debido a que a las 5: 00 a.m. salí de mi cuarto de manera repentina a espantar un perro que estaba ladrando muy agresivamente cerca de casa. Llego al estadio a las 7: 00 a.m. y empiezo con el calentamiento por espacio de veinte minutos. Vuelvo a ver al señor del pants en color negro caminando alrededor del estadio. Casi vacío está el lugar, incluso hay pocos tenistas, supongo que la mayoría que viene por las mañanas ha salido de paseo con motivo de la semana santa mayor. Durante el calentamiento, he extraño ir las dos últimas tardes a jugar futbol en este mismo lugar, pero no he querido hacerlo para no abusar del físico. Inicio con mi prueba en este quinto día, al principio me siento bien, pero al cumplir el 40% del trayecto siento que mi pierna izquierda no me responde del todo como la derecha. Por un momento me entra la desesperación de abandonar la prueba y digo entre mí, “no puedo rendirme aun, falta mucho”. Entonces decido concentrarme emocionalmente y aplico un ritmo normal. Esa molestia física de la pierna, me hace sentirme incómodo, pero me distraigo con la música del celular. Al iniciar con la última vuelta estoy más tranquilo y siento, sin ver el cronometro, que puedo terminar en buen tiempo. Faltando 200 metros siento que voy a buen ritmo y que puede bajar los 13: 42 y pienso intentarlo; en los últimos 20 minutos acelero con todo y paró el cronómetro en 13: 27. Termino exhausto, pero contento. Parecía que no lo lograría. Poco después llega el señor del pants negro y me preguntó qué tipo de entrenamiento estaba realizando. No me había dado cuenta que él era el dueño de un “carro de paletas” (un jeep rubicon en color blanco) que estaba estacionado por ahí cada vez que él hacía ejercicio. Pero esta vez el se fue primero. Y finalmente como dice el dicho “No hay quinto malo” y termine en buen tiempo esta quinta prueba.

Día 6, jueves 05 de abril

Este día amanecí por primera vez con la idea de no seguir con esta prueba personal, la verdad que ha resultado algo difícil cumplirla. Ya se nota poca gente a esta hora de la mañana, y al llegar al estadio veo al señor del pants de negro haciendo ejercicios de calentamiento cerca de su “carro de paletas”. Durante el calentamiento de veinte minutos, pienso en lo que he aprendido del idioma inglés durante el último mes de manera intensa a uno días de iniciar un curso formal en una institución pública local. En este mes, he visto series y películas preferidas con audio y subtítulos en inglés para familiarizarme con los diálogos y frases más comunes, ya que mi intención es hablarlo de manera extensa para conversaciones en un periodo no mayor a seis meses. También he leído textos en ese idioma y transcrito otros más como practica mental. A veces me sorprende como algunos actores hablan el inglés de manera rápida y con voz baja que casi ni se les entiende. Después del calentamiento inicio con la prueba, pero esta vez la realizo de manera tranquila ya que no me siento fuerte debido que ayer fue un gran esfuerzo. Poco antes de terminar con la segunda vuelta, veo que un megatrailer quiere entrar al estadio por uno de los accesos principales, pero tiene problemas su conductor para lograrlo debido a su gran tamaño y longitud. Finalmente después de más de 10 minutos, lo logró. Al iniciar con la última vuelta, sigo con el mismo ritmo y detengo el cronómetro en 14: 26 minutos, es decir, un minuto más que ayer!!. Esta vez la llevé tranquilo, espero mañana para ir por la revancha.

Día 7, viernes 06 de abril

Viernes santo! Ya estoy cerca por cumplir mi primera gran meta atlética de este año. Salgo a las 7: 00 a.m. de mi home y noto que la avenida está sin movimiento de personas y de carros. Hoy no hizo frío matutino como había sido durante el transcurso de esta semana. Llego al estadio y está solo sin persona alguna haciendo ejercicio. No veo al señor del “carro de paletas”, posiblemente salió de viaje a su pueblo de origen como me lo había comentado ayer antes de irse del estadio. Lo que sí noté fue el aumento de tenistas en este día, debido al gran número de carros estacionados cerca del estacionamiento. Inicio con el calentamiento y ya no siento ese cansancio matutino de las piernas como sucedió en los primeros días. Durante el transcurso del calentamiento, hago memoria de la obra Ocho mil kilómetros en campaña del general sonorense Álvaro Obregón que escribió y mandó a publicar en 1917 la cual he estado revisando en estos días. Es una edición de lujo (2009) que me obsequió en días pasados una colega “histórica” a quien aprecio mucho y he leído los textos introductorios y finales que contiene dicha obra. La verdad que yo siempre he admirado al general Obregón… sólo como estratega militar, pues nunca perdió una batalla o guerra en las que estuvo al frente, a pesar que nunca estudió la carrera de las armas. Antes de iniciar con mi prueba, veo que llegan en carro un padre de familia en compañía, al parecer, de sus dos hijos quienes dan una vuelta al estadio durante unos 10 minutos. Inicio con buen ritmo esta prueba con la idea de bajar mi tiempo con respecto al día anterior. Al iniciar con la quinta vuelta acelero el ritmo poco a poco hasta llegar al tope en los últimos 20 metros. Finalizó con 13: 31 minutos y celebro haciendo un baile a ritmo de cumbia grupera. Al regresar a casa, ya se nota un fuerte movimiento de personas y vehículos circulando por todos lados. Más tarde, fui a un cine local a ver una película de acción en compañía de una camarada que me invitó y que yo aprecio mucho.

Día 8, sábado 07 de abril

Sábado de gloria!! (y también de futbol). En este día despierto cinco minutos antes que suene la alarma despertadora y con muchos ánimos de continuar con mi reto personal. Percibo que no hace frío, así que me alisto para salir por mi octava “corrida”. Salgo rumbo al estadio y la calle está totalmente desolada, y esta vez vuelvo a usar short como lo fue el pasado sábado, aunque sí llevo el chaleco. Al llegar al estadio, sólo alcanzo a ver como unos diez carros de tenistas que siempre asisten los fines de semana a jugar, pero nadie está haciendo ejercicio en el estacionamiento. Empiezo con el calentamiento durante unos 25 minutos y siento un poco de flojera porque mis piernas están duras. Después de terminar con esta parte, siento por primera vez mucho calor, debido al esfuerzo, al pesado sol que impera y al chaleco. Durante el calentamiento escucho música grupera y empiezo a analizar las causas posibles de la decadencia de este ritmo que brilló con mucha intensidad en el pasado. Todavía, hace diez años la industria de este género musical era una de las mejores debido a la calidad y cantidad de interpretes/ grupos del momento, así como de los temas que se grabaron. Ahora todo ha cambiado y confirmo una vez más que la década de los 90 fue la mejor época para el gruperismo romántico. Al iniciar con la segunda vuelta, me lamento de haber llevado puesto el chaleco debido al fuerte sol que ya siente. Llevo un ritmo bueno y dudo que mi tiempo vaya a ser mejor que ayer. Pero antes de iniciar con la quinta y última vuelta, el reproductor de música activa el tema “Gracia mil” de BXS (2011), una de las canciones más emotivas que he escuchado en los últimos dos años, y me motiva para acelerar el ritmo deteniendo el cronómetro en 13: 30 minutos. Es decir, un segundo menos que ayer. No lo podía creer! Dos horas más tarde salgo de paseo a un “pueblo-barrio” cerca de aquí, que es conocido como la cuna de las “coyotas”. Al regresa a casa, me doy un chapuzón con todo y ropa para celebrar el sábado de gloria. Estoy a 2 km de lograr mi meta.

Día 9, domingo 08 de abril

Domingo de resurrección!!! Es el último día de mi gran reto atlético de lo que va en el presente año. Despierto a las 6: 30 a.m. y salgo media hora después. La calle está totalmente desierta, pero estoy concentrado con mis cincos sentidos ante un eventual riesgo de parte de algún conductor que ande trasnochado o ebrio que pudiera toparme. Hoy también salí con short y chaleco, por sí las moscas. Llego al estadio y solo veo vehículos de los tenistas y empiezo con mi calentamiento con la esperanza de terminar mi última “corrida” con un buen tiempo. Esta vez el calentamiento dura 30 minutos y al principio sentí duras mis piernas, quizá por lo que pasó ayer. Después llega una pareja (hombre-mujer) en su carro, se bajan y sólo caminan por espacio de 20 minutos. Ya no volví a ver al señor del “carro de paletas”. Durante esta media hora, empiezo a recordar todas aquellas complejas pruebas físicas que he realizado en los últimos años. Recuerdo que la primera fue haber corrido 10 km. de manera continua (aunque fuera a paso lento) en 1999, otra fue ir al Cerro de la Virgen recorriendo esa misma distancia pero a pie, siendo de noche y en terreno accidentado al que nunca había ido en el 2008. Estoy a una prueba de cumplir objetivo trazado. También pienso que podré yo obsequiarme como premio en caso de cumplir mi novena atlética; podría ser una medalla, un trofeo, un balón de futbol, comprar un libro o CD de música original o una camiseta futbolera de buena calidad. Pero pienso que lo mejor es el balón, uno de buena calidad. Me preparo para la salida ya con la música activada y el cronometro; espero bajar de los 13 minutos para cerrar con broche de oro. Durante las dos primeras vueltas voy a un buen ritmo, trato que no me gane la ansiedad por terminar esta última prueba. En el inicio de la tercera vuelta empiezo a sentir una ligera molestia en la pantorrilla derecha, pero esto no fue suficiente para alcanzar mi meta. Al iniciar con la quinta vuelta, siento que voy a buen ritmo y acelero muy pronto sin esperar los últimos 100 metros. Digo entre mí “hay que tener mucho corazón y piernas” para terminar. Conforme me acerco a la meta acelero el ritmo y en los últimos 40 metros incremento todo mi potencial físico, mientras voy sacando el celular de una de las bolsas de mi chaleco y tener listo para detener el cronómetro. Cruzo y lo detengo para mi sorpresa en 12: 45 minutos!! Termino exhausto y siento ganas de vomitar por el esfuerzo realizado; menos mal que nunca como nada en pruebas físicas de alta exigencia. Levanto mis brazos al cielo y celebro con gran euforia por este gran reto físico que me establecí al inicio de este año y que no pude realizar en el 2010 y en el 2011. Más tarde hice “talacha” en la casa y horas más tardes el Guadalajara perdió el clásico nacional ante el América. Qué pena.

Epílogo

Sí, sí resultó difícil para mí cumplir con esta prueba física. No soy un atleta de tiempo completo y por lo tanto no tengo una figura esbelta clásica de un deportista. Soy de complexión robusta, pero eso no me ha impedido a que haga ejercicio, corra o juegue futbol a un alto nivel físico. Podría decir que he conocido dos futbolistas que dicen que están muy corpulentos. El caso más típico fue del delantero paraguayo Salvador Cabañas que antes de sufrir el fatal atentado en su cabeza en el 2010, era criticado por muchos por ser “gordo” y sin embargo era ágil y rápido para meter goles en jugada en personales y mano a mano contra los porteros; el otro es el chileno Humberto Suazo que es un delantero corpulento y peligroso en el área enemiga.

Como dije al principio, esta prueba fue para poner a prueba mi condición física (para terminarla toda), mi disciplina táctica (para cumplir todos los pasos), mi espíritu de lucha (para no rendirme en momentos críticos) y mi salud en general. Por supuesto que no hubo algún juez, arbitro o autoridad que diera fe de lo que hice en esos nueve días, pero no importa ya mientras yo sepa y me conste que cumplí puedo presumirlo con mucho orgullo y alegría. Y porque fue verídica esta prueba, la dejo plasmada en estas líneas como testimonio para el futuro. También tengo en mente otra prueba física, que consiste en caminar a paso veloz 4 kilómetros en menos de 40 minutos en este mismo lugar.

Por último, quiero expresar que soy un hombre de palabra con mucha disciplina táctica, garra, corazón y espíritu de lucha. Soy un ciudadano que cree en su país pese a los grandes problemas que padecemos millones de mexicanos en este momento. Aun así, yo siempre seré un ciudadano REPUBLICANO, LIBERAL y también PATRIÓTICO en pro de mi país que es MÉXICO.

Friday, December 09, 2011

El interaccionismo simbólico y el estudio de la microsociología de Erving Goffman



Por Eduardo Marcos


Durante un curso teórico denominado “Corrientes del Pensamiento Social Contemporáneo” que llevé hace varios años atrás, tuve la oportunidad de conocer, estudiar y analizar las distintas corrientes sociológicas derivadas del estructuralismo que más impacto han tenido en el campo de las ciencias sociales durante el siglo XX, particularmente aquellas que se enfocan a las conductas individuales del hombre como sujeto y objeto de estudio a la vez. En este texto, explicaré brevemente una estas corrientes de mayor relevancia que sentó fuertes bases teóricas-sociológicas en la aplicación de estudios sociales, como es el interaccionismo simbólico, que emergió en los Estados Unidos en la década de los años veinte en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago. Vino a ser una respuesta radical contra la sociología, en particular al funcionalismo estructural de estudiar a la sociedad mediante estructuras de grandes grupos humanos y no enfocarse a la relación directa entre individuo-individuo. De acuerdo a información bibliográfica, el término interaccionismo simbólico fue acuñado en 1937 por Herbert Blumer (1).

Como toda teoría sociológica, el interaccionismo simbólico tiene un padre fundador que en este caso es George Herbert Mead, quien fue el precursor de una serie de teorías filosóficas que la consolidaron y que tuvieron impacto en la sociología durante gran parte del siglo XX. Pero también hubo otros nombres que dejaron escuela dentro de esta corriente con algunas variantes, tales como Charles Cooley, William James, John Dewey, Herbert Blumer y Erving Goffman, todos ellos norteamericanos (2). Esta corriente sociológica también rompió con el patrón tradicional de las escuelas de origen europeo que surgieron en el siglo XIX y que tuvieron gran influencia en los Estados Unidos y Latinoamérica.

De acuerdo con George Ritzer, las raíces históricas e intelectuales del interaccionismo simbólico, son la filosofía pragmática, el conductismo psicológico y la sociología simmeliana, influenciadas principalmente por las teorías de Dewey y Mead. Que el pragmatismo es una amplia perspectiva filosófica en la que pueden identificarse diversos aspectos que influyeron en el desarrollo de la orientación sociológica de Mead (3). En esta filosofía, se identifican tres aspectos centrales del interaccionismo simbólico que se citan a continuación: 1).- análisis de la interacción entre el actor y el mundo, 2).- concepción del actor y del mundo como procesos dinámicos y no como estructuras estáticas, y 3).- enorme importancia asignada a la capacidad del actor para interpretar el mundo social


Lo que se intenta explicar es que el interaccionismo simbólico, que aunque los macrofenómenos existen, no tienen “efectos independientes y determinantes sobre la conciencia y la conducta de los individuos”, por lo que bajo esta perspectiva concibe a los individuos como actores libres que modifican o alteran las normas, los roles, las creencias de una determinada comunidad, de acuerdo con sus intereses personales y planes del momento. Tal será el caso de la tesis de Erving Goffman que se analiza más adelante. Mead ha acuñado dos formas o niveles de interacción social: “conversación de gestos” y “empleo de símbolos significativos”, a los que Blumer los denomina “interacción no simbólica” e “interacción simbólica”, respectivamente. La primera tiene lugar cuando una persona responde directamente al acto de otra sin interpretarlo con las palabras; la segunda implica la interpretación del acto mediante las palabras. Todo grupo o sociedad humana se compone de personas en asociación, las cuales adoptan necesariamente la forma de individuos que actúan recíprocamente entablando una interacción social que se ejerce a un nivel simbólico. La vida en grupo constituye un vasto proceso consistente en definir al prójimo de lo que va hacer, y al mismo tiempo en interpretar las definiciones formuladas por los demás.

En términos generales, yo deduzco que el interaccionismo simbólico considera que una sociedad humana se compone de personas comprometidas en el acto de vivir, en el cual la vida es un proceso de continua actividad en la que los participantes desarrollan líneas de acción ante las innumerables situaciones que han de afrontar. Las personas que viven en un mundo de objetos y significados de los mismos, son guiadas por estos en su orientación y actos. H. Blumer ha abordado el interaccionismo simbólico como una perspectiva dentro de la ciencia social empírica, un enfoque encaminado a ofrecer un conocimiento verificable de la vida en grupo y el comportamiento humano (4).

Las ideas de Mead sobre el interaccionismo simbólico, giran en su obra de mayor trascendencia Mind, Self, and Society (Espíritu, Persona y Sociedad), en la que para él la psicología social tradicional partía de la psicología del individuo para explicar la experiencia social. Para Mead, el “todo social” precede a la mente individual lógica y temporalmente; y en su teoría, el individuo es imposible sin un grupo social que le precede. Maneja conceptos para explicar la conducta del individuo, tales como “actos”, “gestos”, “símbolos significantes” y el “self” (el yo mismo) (5).

Este último concepto considera la capacidad de considerarse a uno mismo como objeto; tiene la capacidad de ser tanto sujeto como objeto y surge con el desarrollo a través de la actividad social y las relaciones sociales. El “self” está relacionado con la mente, y aunque es un proceso mental, es más bien un proceso social; y el mecanismo general para su desarrollo es la reflexión o la capacidad de estar inconscientes en el lugar de otros y de actuar como lo harían ellos (6). Otros conceptos del interaccionismo simbólico son “interacción social”, el “acto” y la “acción conjunta”. Pero que para este presente ensayo, me enfocaré en estudiar los dos primeros, los cuales Goffman analiza en sus trabajos. Reflexionando, el interaccionismo simbólico critica a la sociología tradicional por estudiar macroestructuras, descartando al pensamiento macrosociológico por dejar de lado la conducta mental del individuo. Los sociólogos tradicionales ven a las personas que participaron en grandes eventos como individuos sin capacidad de pensar; pero que para los partidarios del interaccionismo, las personas influían de manera trascendental en importante dichos eventos.

De acuerdo con George Ritzer, señala cuatro grandes críticas para esta teoría. La primera es que rechaza impetuosamente técnica científicas convencionales; segundo, porque maneja conceptos confusos e imprecisos, que son incapaces de proporcionar firmes pilares a la teoría y la investigación. Una tercera es porque ignora o resta importancia a las macroestructuras, dejando de lado la interconexión de los resultados. Y la cuarta porque no es suficientemente microscópico, al ignorar factores psicológicos como las necesidades, los motivos, las intenciones y aspiraciones del hombre, concentrándose en los significados, los símbolos, la acción y la interacción.

El caso de Goffman. Una propuesta de análisis de estudio en micro

Como ya expuse en líneas anteriores, el concepto más importante del interaccionismo simbólico es el self, el cual tiene sus mayores alcances en la obra La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana (1959) de Erving Goffman, quien es uno de los grandes representantes de esta teoría. Goffman en la aplicación de sus estudios en micro, construyó otros conceptos referentes al self. Según Ritzer, sus teorías estuvieron influenciadas en la Universidad de Chicago y a gracias a sus estudios, dio origen a un nuevo derivado de análisis sobre la conducta de individuos que conviven en pequeñas comunidades. Por lo anterior, realizaré una breve interpretación de sus aportaciones a la sociología y un boceto biográfico de su trayectoria (7).

Erving Goffman nació en Alberta Canadá el 11 de junio de 1922. Sus padres fueron de origen ruso (ucranianos) que emigraron en oleadas a América del Norte para establecer varias colonias, entre ellas la de Manitoba. Realizó sus estudios básicos en la Saint John´s Technical High School y en 1939 ingresó a la Universidad de Manitoba para estudiar Química. En 1944 entró a la Universidad de Toronto para estudiar un diplomado en Sociología por invitación de Denis Wrong y obtuvo el grado en junio de 1945. Posteriormente, en septiembre de ese año ingresó al doctorado en el Departamento de Sociología de la Universidad de Chicago, rechazando los planes de estudio de Columbia y Harvard, en compañía de Ray Birdwhistell y de Liz Bott.

Durante su doctorado, Goffman recibió la influencia académica de George H. Mead y Herbert Blumer, pero para él su “santo patrón” sería Everett Hughes. Lloyd Warner influyó en su formación con cursos de sociología y antropología en la aplicación de estudios sobre pequeñas tribus indias del cercano Oeste americano. En diciembre de 1949, Goffman presentó su tesis de Maestría en la Universidad de Chicago titulada “Características de la reacción a la experiencia figurada” y en ese mismo año, viajó a la Universidad de Edimburgo en donde se reencuentra con Warner para iniciar un trabajo de campo en las islas Shetland (al norte de Escocia) de diciembre de 1949 a mayo de 1951, y que serían su “terreno fértil” para su tesis de doctorado. Warner que sería su director de tesis, le sugirió que hiciera un estudio comunitario para exponer la estructura social de la microsociedad de la isla.
En julio de 1952, Goffman contrae matrimonio con Angélica S. Choate y en la primavera de 1953 presenta y defiende su tesis Communication Conduct in a Island Community para recibir el grado de doctor en Sociología. En 1961 publica una obra relevante basada en su experiencia personal de convivir en un siquiátrico: Internados. Otras obras que constituyeron parte de su estudio de la interacción entre individuos son la ya citada La presentación de la persona (1959), Estigma y Conducta en Lugares Públicos (1963), Análisis Estructural (1974) y Formas de Tacto (1981). En 1982 fue nombrado Presidente de la Asociación Americana de Sociología y el 20 de noviembre de ese año muere víctima de cáncer, sin haber presentado su discurso de bienvenida frente a la asociación.

Durante la revisión de los materiales bibliográficos disponibles, encontré una cantidad importante de conceptos que durante sus trabajos manejó de manera constante, siendo los más importantes los siguientes y que están relacionado entre sí: “orden social”, “interacción social” y “orden de la interacción”. Asimismo, en La Presentación de la Persona, maneja otros más que se refieren a las actuaciones o técnicas que los individuos emplean durante sus conversaciones con otros dentro de un espacio físico: “fachada”, “dramaturgia”, “idealización”, “control expresivo”, “tergiversación”, “mistificación”, “realidad” y “artificio”.

Cabe resaltar que cada uno de estos, son aplicados ya sea de manera involuntaria o inconscientemente por las personas, dependiendo de las circunstancias o intereses que estén en juego, y aquellas pasan a ser “actores” como si se desplazaran en una escena teatral. Para Goffman uno de los conceptos más relevante fue la “interacción social”, a la que define como “la influencia recíproca de un individuo sobre las acciones del otro cuando se encuentran en ambos en presencia física inmediata”. También la define como la “interacción total que tiene lugar en cualquier ocasión en que un conjunto dado de individuos se encuentra en presencia continua” (8).

Con su tesis doctoral que presentó en 1953, Goffman fue cuestionado por sus sinodales por haber estudiado una comunidad aislada y con escasa población, con la cual pretendía buscar una nueva explicación teórico-social sobre la conducta de individuos que estuvieran relacionados con otros en pequeñas comunidades, como fue el caso de las islas Shetland. Para este fin, tuvo que observar las conductas de sus habitantes al convivir con ellos todos los días, tomando notas, apuntes, sacando reflexiones a solas durante los cuatro años que estuvo viviendo en aquellas islas. Este estudio fue una propuesta sugerida por Warner para llevar un estudio comunitario con el fin de exponer una estructura social de la microsociología.

De alguna otra forma, yo veo que Goffman aplicó la antropología en el análisis de la conducta de sus habitantes. Supongo que también trató de formar sus propios conceptos y teorías, en vez de influenciarse totalmente del mismo Warner y de Hughes. Es posible señalar que al arribar a estas islas a la que nunca había estado, su relación con sus habitantes en un principio fue cerrada, tal como Yves Winkinn lo señaló que es una comunidad conservadora, callada, sobre todo ante los extranjeros, agregando además que aquel joven le gustaba entablar una fuerte comunicación con todas las personas (9).

Con lo anterior expuesto, yo me pregunto ¿por qué Goffman prefirió no estudiar las comunidades indias del Oeste de Estados Unidos, en vez de estudiar aquella región europea cuando su formación era americanista y aplicable para esta sociedad? Quizás para poner a prueba sus ensayos de análisis de interacción durante su formación académica, sin seguir del todo la influencia de sus maestros, lo cual generó opiniones encontradas durante la presentación de su tesis entre Warner y Hughes. Otro punto que quiero resaltar dentro de los estudios de Goffman, es el hecho de haber interactuado con “enfermos mentales” en el hospital de Sainte-Elizabeth en Washington, al aplicar sus conceptos y teorías en otra pequeña comunidad, sólo que ahora las condiciones fueron diferentes: un espacio físico delimitado y no público en el cual conviven personas que entre sí que no están bien con sus facultades mentales, y que él convivió entre ellos (día y noche) para estudiar su conducta y hacer contrastes con los “sanos de afuera”. De esto, Isaac Joseph aborda de manera más general en su obra Erving Goffman y la Microsociología (10).

El concepto de mayor importancia que Goffman ha dejado en el estudio de la microsociología a través de sus trabajos y aportaciones, es el “orden de la interacción” al que define como la relación que se da exclusivamente en las situaciones sociales, en las que dos o más individuos se hallan en presencia de sus respuestas físicas respectivas (11), y cuyo método preferencial de estudio es el microanálisis. Se establece la hipótesis de que la necesidad de interacción cara a cara está enraizada en ciertas precondiciones universales de la vida social. Hay una condición de la vida social que destaca enormemente cuando los individuos están en presencia de otros: su carácter provisorio e indicativo. Los individuos, en presencia de otros, se encuentran en una posición ideal para compartir un mismo foco de atención, percibir que lo comparten.

La “territorialidad” fue otro concepto secundario que yo encontré de manera implícita durante la lectura de los textos, el cual se presenta entre dos individuos que entablan una conversación y que cobra importancia con la presencia de un tercero, al cual no pueden ignorar sin conocer sus intenciones (buenas o malas) por ser un extraño. Según Yves Winkin, el funcionamiento del “orden de la interacción” puede interpretarse como la resultante de varios sistemas para facilitar las conversaciones, en el mismo sentido que las reglas de un juego, las normas de tráfico o la sintaxis de una lengua. Hay ciertos lugares o sitios que pueden interferir en una buena relación: la calle, el metro, el ascensor, etc. porque pueden resultar peligrosos. Bajo este concepto, las personas son vistas como entidades vehiculares o unidades deambulatorias humanas.

Después de leer y tratar de analizar el interaccionismo simbólico, y en particular la microsociología de Goffman, yo afirmo que las personas son impulsadas por sentido común más que por reglas determinadas, mediante estrategias de actuación en relación con otros individuos a través del “orden de la interacción”. He llegado a comprender que la microsociología es una sociología de encuentros, circunstancias, momentos y lugares en donde los individuos son los actores, en busca de intereses personales. Para Isaac Joseph, no es posible comprender la obra de Goffman sin vincularla en los debates sobre el objeto y los lenguajes de la sociología, sin recordar el espacio de controversias que la constituye y el legado problemático que la fundó, a principios de siglo, tanto en Durkheim como en Simmel (12). Y que las interacciones cara a cara son un campo estratégico de estudio, porque ponen en escena las pequeñas y grandes maniobras del actor social (persona) que se encuentran alojadas ante la señal de amenaza y riesgo.

Finalmente a partir de lo anterior, quiero cuestionar si la “interacción social” se puede dar entre dos personas desconocidas que tratan de conocerse lo más posible cuando se ven por primera vez y se comunican en un espacio físico determinado (público o privado), como en una oficina, en una cantina, en una entrevista de trabajo, etc. Pero cuando la “interacción social” se da en un espacio no físico, resulta interesante conocer el comportamiento o conducta de cada uno de los actores, como es una comunicación por teléfono (sin existir espacio físico y cara-cara), tal como lo señala Isaac Joseph en Erving Goffman y la Microsociología.

Actualmente también existe otro tipo de “interacción social” que es el cyberchat por medio del internet entre dos individuos, que en la mayoría de los casos entablan una relación lejana y armónica sin saber cómo es la otra persona físicamente, pero que Goffman no abordó esta situación en sus trabajos porque en su época no existía el internet como uso masivo. Mi pregunta es la siguiente, ¿para Goffman hubiera significado lo mismo con este último ejemplo al analizar el comportamiento sin existir un espacio físico de por medio?, o ¿simplemente lo vería con otro enfoque o no le daría relevancia alguna? Una crítica que puedo hacer en contra de este sociólogo es que sus trabajos se refieren a las conductas cotidianas de la sociedad norteamericana de manera exclusiva, pero qué tanto pueden ser aplicables en otras sociedades diferentes a la norteamericana como la nuestra u otras del Tercer Mundo en las cuales el nivel de vida de muchas comunidades aisladas es pésimo en calidad y bienestar socioeconómico.

Citas:

1 Herbert Blumer, El interaccionismo simbólico. Perspectiva y método, Hora, S. A., Barcelona, Esp., 1982, s. p. (en prólogo).
2 George Ritzer, Teoría sociológica moderna, 5ª edición, Mc Graw-Hill, Madrid, Esp., 2002, p. 248
3 Idem.
4 Herbert Blumer, El interaccionismo, p. 16.
5 George Ritzer, Teoría sociológica, p. 252.
6 Ibidem., p. 264-265.
7 Esta breve reseña biográfica fue tomada del apartado “Erving Goffman. Retrato del sociólogo joven”, pp. 11-85, del libro Los momentos y sus hombres: Irving Goffman. Textos seleccionados y presentados por Yves Winkin, Paidós Comunicación, Madrid, Esp., 1991.
8 Erving Goffman, La Presentación de la Persona en la Vida Cotidiana, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Arg., 1981, p. 27.
9 Yves Winkin, Los momentos, p. 53.
10 Isaac Joseph, Erving Goffman y la microsociología, Gedisa Editorial, Barcelona, Esp., 1999. En el capítulo “Lugares y ocasiones” de este libro, Joseph expresa que Goffman analizó la conducta de una señora que está internada en un hospital, escribiendo su comportamiento durante su estancia.
11 Y. Winkin, Los momentos, p. 173.
12 Isaac Joseph, Erving Goffman, p. 15.


Foto: http://javierprietogonzalez.blogspot.com/2011/11/sociedades-y-mundo-de-la-teoria-la_17.html

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Friday, November 18, 2011

La Frontera Nómada, una obra editorial vigente en el contexto porfirista y revolucionario




Para ALMA I. RAMÍREZ L. y JORGE A. BARRÓN M., dos amigos que junto conmigo terminamos nuestra carrera universitaria en su tiempo formal


Por Eduardo Marcos


No cabe duda que La Frontera Nómada. Sonora y la Revolución Mexicana (LFN) es una de las más grandes obras clásicas de la historiografía sonorense (pero no perfecta) del siglo XX sobre el periodo revolucionario local. Es del historiador, ensayista y escritor Héctor Aguilar Camín (HAC), quien extrañamente no es un sonorense, sino un quintanarroense (o “guacho” como dirán algunos regionalistas apasionados) nacido en 1946 y que anduvo en estas tierras áridas durante la primera mitad de la década de los 70 del siglo pasado. A decir de HAC, esta obra fue producto de su tesis de doctorado que realizó en El Colegio de México siendo parte de la generación 1969-1974. La concluyó bajo los auspicios del Departamento de Investigaciones del INAH y la presentó en 1975 siendo su título original "La Revolución sonorense, 1910-1914", en dos tomos. Tomando en cuenta el año de su graduación, el autor se doctoró apenas a los 29 años, edad que en estos tiempos resulta ser muy joven para alcanzar dicho grado.

En 1977 LFN fue publicada por primera vez en libro bajo el sello de Siglo XXI Editores en varias ediciones sin cambio (también en SEP/ CONACULTA en la colección “Cien”, 1985) y más tarde por Cal y Arena (1997 y 1999, reimpresión). En esta última editorial se hizo un buen trabajo de edición que constó ahora de 623 páginas, dos cuadros estadísticos, un prefacio (como lo fue en 1977) y la relación de fuentes archivísticas y bibliográficas. Además por primera vez el autor decidió incluir dos cuadernillos con mapas y fotografías históricas, un índice onomástico (de personajes y autores citados) y una nota explicativa a esta edición. Llama la atención que HAC no cite la fuente de donde obtuvo dichas ilustraciones, además de que algunas no son nítidas.

La primera vez que escuché hablar de LFN fue cuando cursaba el tercer semestre de la licenciatura y que era de HAC, que en ese entonces lo tenía identificado como un periodista que con cierta frecuencia presentaba sus comentarios en televisión abierta. Ya en el cuarto semestre fue cuando revisé por primera vez parte de este libro dentro de un curso teórico sobre la Revolución Mexicana y que a priori no me pareció interesante, tal vez por el formato editorial de Siglo XXI Editores que es de letra pequeña, párrafos extensos y sin espacio interlineado (no recomendable para lectores empedernidos). Al final de ese curso, un compañero había fotocopiado parte de LFN, pero de la editorial Cal y Arena que se presenta con un letra más grande que hacía atractiva su lectura. Quede impresionado cuando vi y palpé aquel voluminoso libro y todo lo que contenía. A partir de ese momento, me quedé con las ganas de adquirirlo, pero sabía que no sería fácil por dos motivos: uno, porque no estaba disponible en ninguna de las librerías locales; y dos, porque si estuviera en existencia su precio sería caro en comparación si lo adquiría en una librería del D. F.

Aunque el autor en su nota de esta segunda edición aclaró que había eliminado adjetivos, separado párrafos y limpiado la puntuación de su obra, todavía se aprecia párrafos extensos que debieron ser separados para una lectura más ágil. Es digno de resaltar que a diferencia de las dos anteriores ediciones que conocí de LFN (1977 y 1985) que fueron editadas con letras pequeñas, en esta edición de 1997 la letra es mucho más grande, lo cual beneficia a las personas mayores de edad o/y con vista cansada. Ahora HAC tuvo cuidado que LFN fue editada en un formato editorial de alta calidad. También es oportuno resaltar que el estilo narrativo del autor en este libro, se asemeja a una novela, lo cual puede ser beneficioso o perjudicial, dependiendo de quién lo lea.

Siguiendo la propuesta historiográfica de Alan Knigh sobre los estudios de la Revolución Mexicana, el trabajo de HAC quedaría clasificado dentro de una tercera generación de escritores que surgió después de la segunda mitad de los años setenta y que maduró: los baby-boomers. Son más numerosos y más profesionales; tienen una visión más cercana y concentrada; pero sufren de miopía. Son quienes han “saqueado” los archivos locales y nacionales como nunca antes y a diferencia de sus predecesores, han tratado de evitar concentrarse en las élites y los líderes para ver la historia desde abajo (campesinos, soldados, obreros, indígenas). En otras palabras, es el llamado revisionismo histórico sobre un determinado evento del pasado para darle un nueva reinterpretación a través de fuentes y documentos rescatados del polvo y del olvido.

La LFN se divide en cuatro grandes bloques titulados “I. Composición de lugar”, “II. El maderismo en Sonora”, “III. El constitucionalismo sonorense” y “IV. Victoria y fundación”, que comprenden trece capítulos en total y estos a su vez se subdividen en apartados, que por cierto no están desglosados en el índice como sucedió con las versiones de la primera edición. Después de leer minuciosamente a LFN, ésta se centra con mayor énfasis en los orígenes históricos, sociales, políticos y económicos de los principales líderes, caudillos y jefes revolucionarios sonorenses; el desarrollo del maderismo en Sonora y la cruenta etapa constitucionalista en la cual los norteños fueron parte importante del triunfo carrancista sobre Victoriano Huerta y después sobre los “convencionistas”. Los sonorenses resultaron a la vez la facción disidente del carrancismo que ascendió al gobierno nacional a partir de 1920 y que se prolongó hasta 1935, etapa conocida en la historiografía política como el “Sonorismo”.

Puede considerarse a LFN como un trabajo de historia regional con varias y fuertes ramas hacia el contexto nacional, en el cual HAC con sus nuevas interpretaciones sobre la Revolución Mexicana en Sonora y a través del hallazgo de documentos históricos de gran valor, abolló las estatuas de bronce tanto de Plutarco Elías Calles como de Álvaro Obregón de lo que realmente fueron y pretendieron ser en sus respectivas vidas después de 1920. El movimiento revolucionario de los sonorenses es sui generis porque los protagonistas involucrados pertenecieron a diferentes estratos sociales y económicos siendo hacendados, profesores, agricultores, burócratas, profesionistas independientes, grandes comerciantes y obreros que por razones personales y circunstanciales tuvieron una importante participación. Es la historia de los Benjamín Hill, Salvador Alvarado, Adolfo De la Huerta, Álvaro Obregón, José María Maytorena, Plutarco Elías Calles, Ignacio L. Pesqueira y otros personajes menores de cómo fueron gestando sus respectivos futuros políticos antes, durante y después de la coyuntura revolucionaria (1910). En las siguientes líneas presento un resumen de cada una de las partes mencionadas.

Primera parte. Esta se compone de los capítulos “El sur” y “De Guaymas a Cananea”, los cuales fungen para un lector no sonorense, un escenario descriptivo general de todas las microrregiones y de las principales características económicas y sociales que adquirieron los pueblos y centros urbanos más importantes del estado durante el transcurso del siglo XIX, principalmente durante el régimen porfirista a la llegada de Francisco I. Madero a Navojoa en 1910 durante su segunda gira electoral por el país. Por su gran extensión geográfica y riqueza en recursos naturales, Sonora fue vista por muchos políticos, inversionistas y empresarios (nacionales como extranjeros) de la época, como un espacio para producir y obtener riqueza como nunca antes después que el progreso y civilización llegaron procedentes del gobierno nacional encabezado por Porfirio Díaz. Fértiles valles como el Yaqui, Mayo y de Ures, importantes haciendas productoras de garbanzo y trigo, fuerte actividad bancaria y comercio internacional por mar (Guaymas), pujante desarrollo ganadero en la zona serrana (Arizpe y Moctezuma), producción minera en cobre como fue el caso de la Cananea Consolidated Copper Company (CCCC), y un alto tráfico fronterizo de mercancías con los Estados Unidos (Agua Prieta y Nogales), fueron los segmentos de una economía local que alcanzó su clímax en 1907. A la par de este recorrido económico-geográfico, HAC resalta los nombres de las familias locales más importantes que se ubicaron en determinada microrregión, incluyendo sus orígenes históricos y sus representantes más importantes para 1910. Muchas de estas familias tuvieron presentes en la administración pública, lo cual quedó plasmado con la formación de alianzas y parentescos que establecieron con otras de diferentes rumbos; otras más, quedaron al margen o fueron sacadas después del ascenso de triunvirato sonorense (Corral, Torres e Izábal), lo que evidenció una inconformidad y que más tarde jugaron una oposición radical en contra del gobierno estatal y federal. Ejemplo clásico fueron los Maytorena, una importante familia de hacendados que establecieron sus dominios en el distrito político de Guaymas y sus alrededores desde 1805, siendo José María Maytorena hijo el personaje más importante durante esos años. Como quedó plasmado antes, el progreso y la civilización fueron dos factores que contribuyeron a un bienestar socioeconómico en la mayoría de la población sonorense, sin embargo esto generó sus contrapartes. El progreso se tradujo en la instalación del ferrocarril, el cual se le dio preferencia que cruzara por las zonas costera y llana del estado beneficiando Navojoa, Hermosillo, Magdalena y Nogales. Poblaciones históricas se quedaron sin el beneficio del “caballo de hierro” como Álamos, Ures y Arizpe; otras surgieron con su paso como Empalme y Santa Ana. Las empresas mineras de capital norteamericano ubicadas en la zona serrana, construyeron para su fin privado líneas férreas que conectaron a Cananea y Nacozari con Naco y Agua Prieta respectivamente y conectarse al mercado americano. La civilización se tradujo en exterminio y deportación de cientos de yaquis quienes siempre defendieron su valle desde tiempos coloniales, ahora frente al gobierno estatal y federal a los que calificaron como rebeldes e improductivos para el desarrollo económico del estado. Fue un evento que, junto con represión de la huelga de mineros en Cananea en 1906, afectaron la imagen que tenía el triunvirato sonorense a nivel nacional, en particular a Izábal. En general, este primer apartado es bastante amplio y minucioso, por lo que se pueden seguir (o se han seguido) líneas de investigación dentro de la historia política, familiar o empresarial en el régimen porfirista.

Segunda parte. Comprende tres capítulos, en el primero “Una insurrección de cien cabeza”, se refiere al contexto nacional referente a las elecciones presidenciales de 1910 en las cuales Madero fue víctima de represalias y cargos imputados después de la asombrosa popularidad que había adquirido en dos años, pese al desprecio y burla que manifestaron los porfiristas. Una vez que el “Apóstol” logró escapar de San Luis Potosí, distribuyó publicidad impresa entre los principales partidarios para declarar nulas las elecciones, se autonombraba presidente provisional de la república y convocaba a los mexicanos a la insurrección el 20 de noviembre. En Sonora, los dirigentes maderistas poco a poco empezaron a difundir su llamado a través de la prensa local, siendo Maytorena el personaje más importante que fundó una junta revolucionaria en Nogales, Arizona y que pronto fue identificado por simpatizantes y por las autoridades locales que lo vieron como un peligro en contra de la tranquilidad pública. Los primeros movimientos armados en la entidad empezaron hasta a mediados de diciembre y de manera desorganizada por los distritos de la zona serrana como Arizpe y Sahuaripa, y que se tradujo en derrotas. La principal desventaja que tuvieron los maderistas sonorenses, según HAC, fue la poca disponibilidad de fondos económicos para comprar armamento y pagar a soldados, lo cual los llevó a emplear el recurso de ataque de guerrillas en los primeros meses. El éxito de la insurrección no fue fácil, pero con el paso de los meses varios sectores sociales que se mantuvieron neutrales o incluso leales a las autoridades, mostraron su apoyo moral y económico a la causa maderista. Ya para el mes de mayo, gran parte del estado quedó en manos de los maderistas, a excepción de Hermosillo, Guaymas, Nogales y Magdalena. En el segundo capítulo “La restauración maderista”, el autor aborda el proceso de negociación y transición del gobierno nacional y estatal para entregar el poder a manos de los representantes del movimiento maderista. En Sonora la transición debió darse más pronto, ya que a finales de julio de 1911 se efectuarían elecciones constitucionales a gobernador y vicegobernador, en contraste a las federales en octubre. En ese lapso de dos meses, los principales jefes maderistas trataron de resolver sus diferencias políticas que surgieron tras la caída del triunvirato sonorense. En dicho periodo, HAC resalta tres problemas serios que pudieron generar más fricciones. El primero fue la reactivación del bandolerismo yaqui el cual sólo había sido controlado durante el porfirismo, pero al ya no existir el control gubernamental los indígenas empezaron a invadir propiedades ajenas, robar ganado y cosechas, asesinar, destruir haciendas, etc. Esta situación se trató de resolver de la manera más rápida, incluso hubo comisiones oficiales que viajaron al D. F. para pedir apoyo del gobierno federal, pero esto nunca tuvo una resolución de paz final. El segundo asunto fue el licenciamiento de las fuerzas armadas “insurrectas”, lo cual no se dio de manera completa en la entidad, ya que los jefes militares se rehusaron a hacerlo al considerar como una forma de traición a la causa revolucionaria y los efectos que conllevaría dicho proceso al generar hombres desempleados. Parte de estas fuerzas estatales fueron más tarde importantes en el futuro próximo. El tercero fue la cuestión electoral en el ascenso al gobierno local. Maytorena fue visto por la mayoría de los maderistas como el hombre ideal ocuparlo, lo cual quedó ratificado en las votaciones del 30 de julio al ser electo casi unánime. El punto de discordia fue la vicegubernatura por la que existieron dos fuertes aspirantes, Eugenio Gayou y Francisco de Paula Morales. La victoria electoral recayó en el primero, con quien Maytorena no se identificaba plenamente, debido a su pasado porfirista y por su impopularidad ante los jefes maderistas. En este mismo capítulo se resalta el origen histórico, social y económico y el ascenso político de Calles, quien no habiendo sido un partidario y jefe militar en la insurrección maderista, se benefició al ser nombrado comisario de Agua Prieta por el gobernador Maytorena, quien lo veía con buenos ojos y lo nombró como tal como una forma de “premio de consolación” después de perder la elección a diputado local por el distrito de Guaymas que quedó a manos de De la Huerta y Torcuato Marcor. El tercer capítulo de este parte “La defensa regional. El orozquismo en Sonora”, trata sobre el peligro amenazante que representó la rebelión armada del ex lugarteniente maderista Pascual Orozco, quien se sublevó en contra del presidente en marzo de 1912 por no ser compensado de manera honrosa después de los servicios que le ofreció. La revuelta de los “colorados” fracasó militarmente en mayo, pero le quedaron cientos de hombres y decidieron invadir a Sonora al infiltrarse por la zona serrana, y que el gobierno local no estaba del todo preparado para hacerle frente. HAC destaca la aparición de un caudillo que no tuvo participación alguna en la revolución maderista y que fue clave en el éxito final de las fuerzas locales sobre los rebeldes chihuahuenses: Álvaro Obregón Salido. Después de varios meses de incertidumbre, el gobierno local finalmente eliminó esta rebelión (octubre), con lo cual Obregón legitimaba su status de presidente municipal de Huatabampo que había ganado de manera dudosa.

Tercera parte. Esta es la parte más voluminosa de LFN, ya que comprende 193 páginas agrupadas en tres capítulos. En el primero “La guerra institucional”, el quintanarroense reseña las principales rebeliones (de Zapata, Orozco, Félix Díaz y Bernardo Reyes) que tuvo que enfrentar Madero desde su ascenso al gobierno nacional en noviembre de 1911 hasta el inicio del cuartelazo de febrero de 1913, en las cuales contó con el respaldo del ejército federal, integrado en su mayoría por veteranos porfiristas de carrera. El posterior suceso de la “Decena trágica” en la capital nacional, que contó con la colaboración del general Victoriano Huerta y del embajador estadounidense Henry Wilson (en complicidad con el rebelde de Díaz) y que concluyó con la renuncias del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, trastocó la tranquilidad política en Sonora porque muchos revolucionarios vieron cómo la legitimidad maderista se diluía al saber que Huerta, un hombre leal al porfirismo, ascendía a presidente de la República a través de un puente “legaloide”. El gobernador Maytorena en vez de tomar una postura radical en contra del nuevo presidente, decide pedir al congreso local una licencia de seis meses por cuestiones de “enfermedad” y se traslada a Tucson, Arizona ante la protesta de muchos maderistas sonorenses que esperaron una mejor respuesta. El congreso local nombró como gobernador interino al diputado sonorense Ignacio L. Pesqueira, quien en breve se pronunció en contra del usurpador con apoyo de la misma legislatura a finales de marzo. El argumento principal de los sonorenses al tomar las armas fue para defender la soberanía de su estado frente a la imposición militar del gobierno federal, aunque nunca proclamaron una independencia. Pese que el estado aun conservaba sus fuerzas revolucionarias después del triunfo maderista y la rebelión orozquista, el número era inferior a las federales que estaban asentadas en los principales centros urbanos. El gobernador Pesqueira dividió a la entidad en tres sectores militares, adjudicando las prefecturas a Salvador Alvarado (en el centro), a Juan Cabral (en el norte) y Benjamín Hill (en el sur), quienes a su vez quedaron bajos las órdenes de Obregón como Jefe de la Sección de Guerra. El principal objetivo de los jefes sonorenses fue tomar Nogales, por considerarlo un punto clave en el cobro de rentas aduanales tanto en la exportación de ganado y metales industriales, por la adquisición de armas y equipo, y ganar la simpatía del gobierno de Arizona. La tarea no fue fácil por los riesgos que se podían presentar ante una eventual derrota frente a las fuerzas federales. Al final, este objetivo se alcanzó, quedando pendiente Guaymas en donde se concentraba la mayor parte del ejército federal. En el segundo capítulo “La rebelión administrada”, trata de la participación formal del gobernador coahuilense Venustiano Carranza al elaborar el Plan de Guadalupe a finales de marzo (1913) con el cual desconocía no solo a Huerta como jefe del Ejecutivo, sino también los poderes judicial y legislativo de la nación, y además se autoproclamaba Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Pese a esto, Carranza militarmente estaba en desventaja frente a Huerta, motivo por el cual vio en Sonora su única salida al saber que existía un ejército formal para iniciar su plan revolucionario, y a la vez los sonorenses vieron en él un punto de solución entre los grupos militares que deseaban tener el control absoluta en la entidad. En abril con la celebración de la Convención de Monclova entre representantes de los gobiernos de Coahuila, Sonora y Chihuahua, los sonorenses entregaron formalmente el liderato de su movimiento regional al Primer Jefe quien a su vez el dio el toque de un movimiento nacional de gran relevancia. En una guerra de tipo regional como la que desarrollaron los sonorenses, el factor financiero fue un elemento clave en las aspiraciones de éxitos, principalmente para mantener el sueldo de los miles de soldados. Ante esto, el gobernador Pesqueira tuvo que negociar con la CCCC para evitar paros de producción y a la vez hacerla parte del movimiento armado al fabricarle material bélico, a cambio de ciertas concesiones. La aplicación de impuestos aduanales sobre productos regionales, fue otra alternativa para obtener dinero en efectivo como lo fueron la exportación de ganado, la producción de harina de trigo y la venta de derechos de concesión a particulares para que explotaran fundos mineros abandonados. Los brokers fuero agentes intermediarios del gobierno estatal que tuvieron un papel importante para las relaciones comerciales y ganar la simpatía del pueblo y gobierno de los Estados Unidos. La participación de los yaquis fue otro factor en beneficio del ejército estatal para tratar de derrotar al grueso de las fuerzas federales acantonadas en Guaymas, aunque nunca se alcanzó dicho objetivo. El ingenio nato de Obregón como un gran estratega fue otra vez clave en las victorias obtenidas en Santa Rosa y Santa María para confirmar su valía y legitimar su carácter de revolucionario. Pero después del control militar en la entidad, pronto empezaron a surgir problemas entre los jefes sonorenses ante el pronto regreso del gobernador Maytorena generándose un clima de tensión política por reconocer su autoridad o seguir bajo las órdenes de Pesqueira. Al final, dos facciones se formaron antes de que Maytorena volviera a resumir el ejecutivo estatal. En el tercer capítulo “Divide y vencerás”, el autor analiza la situación que el hacendado guaymense debía hacer para retomar el control de la política en el estado después de cinco meses de estar ausente, ¿pero lo lograría ahora que Carranza jugaba el papel de jefe principal del movimiento sonorense? Por su parte, el interino Pesqueira vio truncado sus deseos políticos para ganar popularidad entre los sonorenses al pretender celebrar elecciones extraordinarias a poderes legislativo y judicial, las cuales quedaron canceladas por el regreso anticipado del guaymense quien reasumió su cargo. Por otro lado, Obregón tuvo el dilema de definirse a favor del gobernador constitucional o seguir al lado de Carranza con el fin de asegurar su futuro político y militar. Con el fin de obtener recursos económicos, el gobernador Maytorena emitió tres decretos para lograrlo, entre ellos el subsidio forzoso de guerra aplicado a bienes de particulares como de cabezas de ganado y la intervención de ausentes. Estas medidas le ganaron en el futuro la empatía de varias familias de jefes revolucionarios. El problema yaquis fue otro asunto de interés para los jefes sonorenses, que pese a su alianza con Obregón a cambio de la promesa de devolverles las tierras arrebatadas durante el régimen porfirista, realizaban actos de barbarie y por existir problemas entre ellos al dividirse en dos bandos: yaquis mansos y yaquis broncos. Con el paso lento pero avasallador de las fuerzas constitucionalistas sobre los federales rumbo a la capital del país, más se grande se hacía la fractura entre Maytorena y Carranza, y aquellos que apoyaban a uno como al otro. Sonora se estaba convirtiendo en un polvorín que podría estallar generando graves consecuencias. Para rematar, la rebeldía de Francisco Villa frente a las órdenes del Primer Jefe durante la toma de Zacatecas, fue otra circunstancia que aprovechó Maytorena para entablar sus primeros intentos de una alianza en junio de 1914. Finalmente el 13 de agosto, Obregón previa orden de Carranza, se hizo formalmente cargo de la capital, pero en Sonora la situación era cada más difícil para Maytorena quien sufría su abismo político frente a la fuerza militar de Calles, que más tarde terminaron como rivales durante la “guerra de facciones”.

Cuarta parte. Es la más breve de todas con 48 páginas y se compone de un sólo capítulo “Antes del reino (1914-1920)”, incluso podría quedarse fuera de la LFN ya que funge como un resumen global del periodo en cuestión. Esto ha sido visto como un legado de brechas historiográficas importantes que han aprovechado historiadores y estudiantes para profundizar o contradecir las posturas de HAC. Abarca la parte final del gobierno maytorenista que va en decadencia y la pérdida de popularidad del hacendado por las políticas fiscales y sociales que impuso a la población en general para hacerle frente a la guerra civil en contra de los carrancistas. Estos poco a poco fueron ganando terreno en la entidad, después de la ruptura que se dio tras el éxito obtenido sobre Huerta en agosto de 1914. La alianza formal que el guaymense estableció con Villa después de la Convención de Aguascalientes, generó el disgusto de Carranza y de Obregón quienes lo trataron como un “traidor” a la causa revolucionara después de derrotarlo militarmente en noviembre de 1915. A medida que transcurrieron los meses de batallas, más fuerte se fue haciendo el descontento del pueblo sonorense en contra de Maytorena, incluso de sus propias fuerzas armadas y principales seguidores que vieron cómo el estado se derrumbaba económicamente hasta quedar destrozado al iniciar el año de 1916. HAC compara esta penosa situación con la que vivieron los sonorenses durante los años de la guerra civil entre José Cosme Urrea y Manuel María Gándara ochenta años atrás. Una vez desterrado el hacendado guaymense del país, Carranza nombró como gobernadores provisionales a De la Huerta y Plutarco Elías Calles quienes emprendieron importantes tareas de reconstrucción económica a través de reformas que beneficiaron a sectores afectados y marginados por la poca o nula actividad productiva en el campo agrícola e industrial que provocó dicha guerra civil. Estos años también sirvieron a los jefes carrancistas, en especial a Calles, para tomar a Sonora como un laboratorio regional en la aplicación de medidas radicales y moralistas que más tarde trató de aplicar en el contexto nacional. Fuertes problemas tuvieron que enfrentar y resolver los gobernantes sonorenses en este periodo antes de rebelarse en contra del presidente Carranza con el Plan de Agua Prieta y su posterior ascenso al gobierno nacional en mayo de 1920. Entre estos estuvieron la regularización de tierras y terrenos baldíos que fueron abandonados por sus dueños legítimos o aquellos que fueron arrebatados de manera arbitraria durante los años previos. Otro fue el que se generó entre los obreros y mineros de los principales centro mineros, como de la CCCC, y los dueños de estos por problemas laborales, lo que dio origen a la fundación de la Cámara Obrera durante el gobierno de De la Huera (octubre, 1916). Y por último, el eterno problema con los yaquis que continuaron “alzados” sin control después de la guerra civil al ser parte de las fuerzas armadas de Maytorena y que una vez terminada, se dedicaron a cometer robos en haciendas, asesinatos, asaltos en caminos y daños en propiedad ajena. Los pueblos y comunidades del sudoriente de la entidad fueron las que sufrieron principalmente sus actos. Fue hasta en enero de 1920 cuando fueron calmados gracias en gran medida a la política conciliadora de De la Huerta.
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Un dato a discutir que escribió HAC en el prefacio de LFN, fue el hecho de incluir un fragmento del Diario de Francisco Gamboa, 1892-1939 correspondiente del día 13 de diciembre de 1923 y que dice “Sonora es el estado más alejado de nosotros. Para convencerse no hay sino registrar nuestra historia nacional […] no se encontrará en ésta un solo hecho ¡ni uno solo! que revele la menor solidaridad con nuestros muchos dolores y nuestras escasas alegrías. Tampoco se hallará un solo individuo que haya coadyuvado en nada nuestro…” Esto es el sentido que supuestamente antes de la intervención formal de los sonorenses en el contexto revolucionario de 1913, no hubo uno que se hubiera involucrado en el contexto nacional. De lo poco que he sabido a través del tiempo, es que sí existieron por lo menos tres sonorenses que tuvieron fuerte presencia en el contexto nacional. Primero está el caso del general federalista José Cosme Urrea (nacido en Tucson, cuando fue parte de Sonora) que luchó antes de la primera mitad del XIX en otros estados del norte mexicano en contra de los centralistas. El segundo caso es del general conservador Félix Zuloaga (nacido en Álamos), que fue presidente del país de manera breve durante la Guerra de Reforma, y por último el caso de Ramón Corral que fue gobernador del Distrito Federal en 1900, más tarde vicepresidente de la república (HAC lo consta en el libro) y el posible sucesor de Díaz en caso que éste falleciera por su longeva edad.

Entre las fuentes que el autor utilizó para argumentar su obra fueron de archivos públicos (nacionales y extranjeros), documentos históricos-originales que van del siglo XIX hasta mediados del XX (como crónicas, estadísticas, memorias personales, albúmenes económicos, libros, informes de gobierno), periódicos de la época de estudio (aunque no los menciona en el apartado de “Fuentes”) y bibliografía (libros, tesis tanto en español como en inglés). Entre los archivos consultados destacan el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, el de la Secretaría de Relaciones Exteriores (ambos localizados en la capital) y el Archivo del Gobierno del Estado de Sonora (AGES), éste último en Hermosillo y del cual HAC usó mayor documentación. Curiosamente, cuando yo revisé documentos de este archivo hace unos años para el periodo 1915-1919, encontré varios que utilizó él pero que al menos en esta edición de Cal y Arena, no desglosa la nomenclatura de manera minuciosa como yo lo hice en mi tesis de investigación. Pero no pudo asegurar si lo hizo de manera completa en la versión de “La Revolución Sonorense” (1975).

Entre los libros históricos que el quintanarroense utilizó y que yo he encontrado en su versión original a través del tiempo, están Sonora histórico y descriptivo (1894) de F. T. Dávila, México y sus progresos. Álbum-directorio del estado de Sonora (1907) de Federico García y Alva (director y director), El estado de Sonora y su situación económica (1910) de Pedro N. Ulloa. Por supuesto hay que añadir las dos grandes obras clásicas de la Revolución Mexicana en el contexto regional y de corte romántico: La revolución en Sonora de Antonio G. Rivera (1969) y La revolución en el estado de Sonora de Francisco R. Almada (1971).

Después de 34 años de publicarse por primera vez en libro, LFN sigue vigente como consulta y referencia bibliográfica al ser citada en una gran cantidad de artículos, ponencias, libros y sobre todo tesis (a nivel licenciatura, maestría y doctorado) que han tratado algún tema de investigación relacionado con el periodo porfirista y revolucionario. Pero no sólo ha sido referente en trabajos de investigación regional y nacional, sino también a nivel internacional, como son los casos de “Plutarco Elías Calles and the Revolutionary Government in Sonora, México, 1915-1919” del británico Edward McNeil Farmer (tesis de doctorado, Trinity College-Cambridge, 1997), Thread of Blood de Ana María Alonso (The University of Arizona Press, 1995), Persistent Oligarchs de Mark Wasserman (Duke University Press,1993), In the Shadow of the Eagles de Miguel Tinker Salas (University of California Press, 1997), Plutarco Elías Calles and the Mexican Revolution de Jurgen Buchenau (Rowman & Littlefield Publishers, Inc., 2007), entre otros más.

Por último, este libro editado por Cal y Arena lo adquirí en octubre del 2004 cuando un profesor que tuve en la universidad me hizo el favor de comprarlo cuando viajó a la Ciudad de México. Pero debo confesar que este es el único libro que pude haber robado si es que aun no lo hubiera conseguido, pero eso no pasó. Para terminar, no quise pasar la oportunidad de escribir esta reseña de LFN porque uno de mis libros favoritos. También aprovecho para enviarle un gran saludo al doctor HAC, que aunque muchos críticos dicen que es priista y la verdad a mí esto me tiene sin cuidado. Ha dejado ya su huella historiográfica en el contexto sonorense revolucionario.



Fuente: información obtenida del libro en referencia

Fotografía: Portada de La frontera nómada/ tomada por Eduardo Marcos

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Wednesday, October 12, 2011

¿Gruperos en extinción? Crisis y decadencia de la música grupera




Por Eduardo Marcos


Prólogo
Hace poco más de cuatro años, en junio del 2007, publiqué este texto que nació desde mi corazón del porqué la decadencia de la música grupera en la producción de nuevos discos, así como su escasa difusión en las estaciones de corte grupero. Después de cuatro años, la situación ha cambiado porque algunas agrupaciones han resurgido, otras se han fragmentado para dar origen a otras. Sin embargo considero que la mejor etapa de la música grupera romántica se dio en la década de los 90 cuando uno se llegó a enamorar a través de las estaciones de radio. Ahora predominan canciones pend…. Interpretadas por vocalistas sin sentido y sin pasión, incluso algunas albureras. Claro, hay excepciones que valen destacar por la interpretación y ritmo. De nueva cuenta vuelvo a publicar dicho texto con correcciones de datos de aquél tiempo y de redacción, sólo con el interés de preservar mis ideas sobre la música grupera. Es pertinente aclarar que algunos sucesos gruperos han cambiado de aquél tiempo con lo que pasa actualmente, esto con el fin de evitar malas interpretaciones del texto en cuestión. Por último, incluí esta imagen de los discos que salieron en la década de los 90 de parte de las agrupaciones gruperas más representativas que busqué, recopilé (en internet) y seleccioné después las mejores, quedando otras fuera por cuestiones de espacio.
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Junio 21, 2007

¿Qué pasa con los gruperos románticos?, ¿por qué ya no se escuchan como antes? ¿Por qué ya no ocupan grandes espacios en las estaciones de radio?, ¿a caso este sub-genero ha empezado a morir? Estas preguntas y otras más, son las que me hago constantemente del porqué ya no se escuchan en las estaciones de radio como sucedía al mediar la década de los años 90 cuando eran los consentidos de un amplio público y que la competencia entre ellos eran tan fuerte por ganar fans a través de excelentes interpretaciones. Ahora parece que eso ha quedado como un recuerdo lejano.
En donde están Ladrón, Mojado, La Mafia, Industria del Amor, Los Acosta, Bronco (en su primera etapa), Guardianes del Amor, Liberación, y ni que decir de Los Temerarios, los máximos exponentes de este sub-género a nivel nacional e internacional.

A nivel regional en el Noroeste de México, el Grupo Libra y Los Mendívil, también han desaparecido musicalmente. Y es que desde hace tres años, me he dado cuenta que la fuerza musical de los gruperos ha decaído, solo el Grupo Bryndis y en menor medida Conjunto Primavera (que es más norteño que grupero) se han mantenido vigentes y fuerte frente a los otros sub-géneros que hoy en día dominan los espacios radiales: me refiero a la música de banda y lo duranguense, éste último un ritmo muy movido y corto.

Cuáles habrán sido las posibles causas para que esta crisis de gruperos se haya dado: ¿falta de interés del público?, ¿competencia frente a otros géneros?, ¿problemas internos?, ¿graves estragos de la piratería? o ¿simplemente este sub-género ha pasado de moda? Desde que Los Temerarios empezaron a tener problemas internos y dejaron de escucharse, como que los otros grupos también se fueron contagiando de ese letargo.

Me resulta difícil de creer o aceptarlo que ya no se escucharán. Todo indica que ahora hay que conformarse con otro tipo de música como el de banda, norteño y el citado duranguense. De hecho, en enero de este año durante el programa de radio titulado “Las 20 mejores de la semana” que se transmite en una estación local todos los sábados por la mañana, las primeras 10 canciones fueron música de banda, lo cual me llegó a enfadar pues es un ritmo monótono y muy ruidoso ¿Aunque parezca mentira?

Además me he dado cuenta que varios cantantes han decido grabar con banda como fue el caso del “nor-sinaloense” Sergio Mendívil que empezó a grabar primero con grupo y después con banda; ahora ya está perdido. Algunos grupos han adoptado (mejor dicho copiado) el ritmo duranguense, como ha sido el caso de Liberación y El Grupo Libra en aras de ganar (¿o no perder?) más fans. De hecho yo compraba todos los discos de este último grupo, pero desde que empezó a grabar todas sus canciones con ese ritmo o ya no lo hago pues me resulta sumamente aburrido a larga para mí oído.

Está bien que quieran incluir este ritmo, pero que sólo lo hagan como un refuerzo con dos o tres canciones por cada disco. Sólo el Grupo Bryndis (de la casa disquera DISA y originarios de San Luis Potosí) se ha mantenido vigente con la grabación anual y continua de discos, así como de videoclips. Entre tanto, Conjunto Primavera (de Fonovisa y originarios de Ojinaga, Chihuahua) todavía no se ha decidido seguir por completo este sub-género, quizás por conservar su esencia original de músicos norteños.

Espero que esta situación no sea de manera definitiva, pero a mí el sub-género grupero romántico es mi favorito con un 60%, después la música norteña con un 20%, de banda 15%, y el resto mariachi, orquesta, tex-mex y duranguense hacen el 15% restante. Ojalá que resurja otra vez la música grupera en nuestro país.


Fotografía: Portadas de discos de agrupaciones gruperas/ tomada por Eduardo Marcos

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